LA POBREZA Y SUS
CONDICIONAMIENTOS SOCIOPOLÍTICOS
COMO DEFENSA DE
LA HISTORIOGRAFÍA DEL MAULE
Por
Gladys González
El libro El poema de las tierras pobres fue
publicado, originalmente, en el año 1924 y Ediciones Inubicalistas reedita este
texto fundacional de la literatura del Maule con la intención de dar a conocer
obras patrimoniales que no envejecen ideológicamente con el paso de los años
para iniciar una colección centrada en el rescate de literaturas con valor y
carácter socioantropológico y literario, sin alterar la gramática original.
Jorge González Bastías fue poeta, agricultor y político,
perteneció a la generación del 900,
junto con Carlos Pezoa Véliz, Manuel Magallanes Moure, Pedro Prado, Diego Dublé
Urrutia, Víctor Domingo Silva, Carlos Mondaca y Ernesto Montenegro. Publicó,
además, Misas de primavera, Vera rústica, Del venero nativo. La ciudad de Talca
le rindió un homenaje, por su orientación regionalista y finalmente nacional,
llamando a la Estación ferroviaria Infiernillo como Estación Jorge González
Bastías.
La principal temática de sus textos
es el paisaje de la Región del Maule y su identificación ideética con el
territorio, tanto geográfico como humano, en el Poema de las tierras pobres, el
poeta asume la defensa y reivindicación de los humildes y perseguidos por la
justicia al combatir modestamente por la reordenación natural de su hábitat (En un calabozo/ húmedo tendióme/ de modo que
siempre/ estuviera inmóvil./ Sufría en la tierra/ mi costado inmóvil/ más que
por los hierros/ por estar inmóvil./Se llagó mi carne/ inmóvil, inmóvil…/ Perdí
la conciencia/ y fuí sombra inmóvil… (pp.18)) en un mundo atravesado por el
dolor, la pobreza y la catástrofe ecológica producto de la deforestación y la
pérdida de un mundo campesino bucólico que es arrasado por la modernidad, teniendo
la potestad de ser el primer texto ecológico que asume la defensa de los
bosques, de los ríos, de la gente de la zona y de una forma de vida que es
obligada a mutar y aniquilarse en pro del progreso y los intereses económicos. Cito
(pp. 16):
Recuerdan
el huerto en flor, la
fruta sazonada,
el blancor puro de la
oveja,
la leche pura, aún no
cuajada…
La
preocupación fundamental del texto es la descripción de la pobreza con conceptos
metafóricos que muestran gradualmente el empequeñecimiento del ser humano, la desesperación
del hombre natural frente al frío, desamparo y el silencio. Bastías agrupa la
precariedad maulina en cuatro capítulos bellamente retratados y que nos llevan
a pensar en el origen mítico del significado de pobreza:
1) La miseria nueva
2) Recogimiento
3) Humilde tragedia
4) Los ecos perdidos
Es importante recordar el nacimiento mítico de
este umbral y repensar sobre las representaciones discursivas que emplea el autor
para explorar en ellas y configurar la idea inconsciente que subyace en cada
apartado.
Según la mitología griega Poros (Camino) era el daimon o espíritu que simbolizaba
la oportunidad, la conveniencia, el interés y los medios para conseguir algo. Su
daimon opuesto sería la Aporia (Dificultad). Platón contaba de la siguiente
forma que el origen de Eros (Amor) provenía de Poros y su unión con Penia (la Pobreza):
“Cuando terminó una
fiesta en honor a Afrodita (fertilidad y belleza) a la que habían sido
invitados todos los dioses, Penia acudió para pedir las sobras del banquete.
Poros había bebido demasiado y se había tumbado en el patio para descansar.
Penia creyó por la actitud de éste que se hallaba en la misma situación de
precariedad y mendicidad, y creyendo haber encontrado un semejante, quiso tener
un hijo con él. De su unión nació el Amor, que si bien siempre sigue a Afrodita
por haber nacido en su casa en un día a ella consagrado, en muchas ocasiones se
reviste de pobreza y vaga por las calles. Como su padre, atenta contra la
riqueza y el bienestar, haciendo que los hombres se peleen unos contra otros”.
Entonces
del camino, Poros, y la pobreza, Penia, nace el Amor como una forma de proyectarse
en otro, de no sentirse aislado y denostado por la inequidad y la falta de empatía
de los más afortunados. Esto puede observarse en el relato cronológico del Poema
de las tierras pobres, la ingenuidad de la vida campesina en donde se respira
el relajo y la visión de un futuro sereno es forzada a mudar en un tánatos irreversible
donde el Amor, el Narcisismo y Hedonismo modernos se transforman en agentes invisibles
de disputa, melancolía y destrucción, tanto en el cuerpo de la mujer como en el
espacio que contiene la vida vegetal, mineral y animal.
El devenir del despojo tiene como resultado el
pillaje por fuerza, la prostitución por hambre, el vagabundaje infantil por los
terrenos baldíos, antes fértiles, llanto, miedo, usurpación y abyección son
elementos que enmarcan el contexto extraverbal e histórico del Poema de las
tierras pobres. Cito (pp. 14):
Y es un grito profundo
que se extiende a lo
lejos,
que se oculta en las
piedras
y tiembla en los
esteros.
Una miseria nueva
prendió en las
hondadas y en los cerros,
arrasó los sembrados,
y los rebaños y los
huertos.
El pobre se hizo
miserable,
el miserable,
bandolero!
Hay espanto en los
ojos
de los niños labriegos
que oyen a media noche
clamores homicidas en
el viento.
Hay espanto en los
ojos de las madres
que ya no arrullan con
su canto el sueño
del hijo, atormentadas
por la vida sin
término.
Hay espanto en los
árboles
que ya no sienten el
afecto
de aquellas manos
buenas que le daban
el agua en cántaros
morenos.
En el último capítulo: Los ecos perdidos, como un oráculo designa el destino de los campesinos
y los campos del Maule, tal como el mito griego de la ninfa Eco que sólo puede
escuchar y sentir el lamento que ella misma canta, nadie oye, nadie se para a observar
su malaventura y dolor, este eco de los habitantes maulinos, de su gente diezmada,
violada y eliminada del mapa de la modernidad se repite a sí mismo la tragedia
fantasmal e irreductible de la tala, de los campos sin esteros, secados por la
codicia, sin niños, sin animales, sin mujeres esperando una respuesta, sin
esperanza, sólo queda como relata Jorge González Bastías a lo largo del poema: cicatrices, casas abandonadas y espectros
del pasado.
Entrando en el terreno contemporáneo y según
las investigaciones de los análisis críticos del discurso sobre la pobreza, casi
siempre en el tercer mundo, dentro de la perspectiva de la exclusión social,
aunque un individuo cuente con ingresos y capacidades suficientes: tierras, una
casa de adobe, un horno de barro, un gallinero, una vaca, un caballo, un arado,
puede ser considerado pobre si es excluido de las dinámicas políticas, sociales,
económicas y culturales que representan factores fundamentales en términos del
bienestar humano: inundación de terrenos para la construcción de centrales
hidroeléctricas, contaminación asociada por empresas faenadoras de diversos
productos agrícolas y ganaderos, desvío de cauces de agua, eliminación de
oficios antiguos y rentables para sus trabajadores, principalmente rurales. Cito
(pp.15):
-Señor! en este campo
mío yo trabajaba.
Tenía veinte ovejas
que eran mías,
y alegre paz en esta
casa.
Mira, señor, lo que
hay ahora!
No queda nada, nada;
ni fuerzas en mis
brazos torpes,
incapaces de una
venganza.
De esta forma, la exclusión social abarca
aspectos que van más allá de las condiciones económicas, y se extiende a la
consideración de las condiciones individuales y sociales que posibilitan o
restringen la participación de los sujetos en la vida social, en todas sus
dimensiones, tal como se va develando tristemente en el poema, tal como se va
develando cada vez con más celeridad en la actualidad.
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