lunes, 15 de septiembre de 2014

UN MODO DE ESTAR LEJOS

Presentación de "Incomunicaciones" de Rodrigo Arroyo[1]
Por Julieta Marchant
Ediciones Inubicalistas 2013

Escribir y ser escrito. Leer y ser leído. El que escribe también es escrito cuando, empujando la mano sobre el papel, se enfrenta a la fragilidad de un lenguaje que porta el deseo de esa mano. La mano tiembla y teme. La mano, esta mano, piensa un modo de escribir en una lejanía, en una opacidad, fuera de la intención violenta de la captura y de la representación: «La escritura es posible como un modo de estar lejos» (Arroyo)[2]. Asistimos, entonces, en la escritura de Rodrigo, a la apertura del poema, a esa hospitalidad que Derrida ve en la literatura y que no es más que no negar el porvenir, dejar ingresar al otro al lenguaje que, de antemano fracturado, vamos tejiendo lentamente a través de las palabras y que el otro que leerá, que recibirá esa escritura, pueda firmarlo en ese recibimiento.

viernes, 29 de agosto de 2014

XIMENA RIVERA: ESTE OTRO MUNDO O LA GRAMÁTICA DE LA SUSPENSIÓN.


Presentación "Obra Reunida"
por Nadia Prado
Ediciones Inubicalistas 2013

Bajo esta costra de hueso y piel, que es mi cabeza, 
hay una constancia de angustias, no como un punto moral, 
como los razonamientos de una naturaleza imbécilmente 
puntillosa, o habitada por un germen de inquietudes dirigidas 
a su altura, sino como una decantación en el interior, como 
la desposesión de mi sustancia vital, como la pérdida física 
y esencial (quiero decir pérdida de la esencia) de un sentido.
A. Artaud, El pesa-nervios

La Obra reunida (Ediciones Inubicalistas, 2014) de Ximena Rivera lleva una doble inscripción, porque no solo nos da noticias de una poesía singular y sobresaliente, sino que también pone en escena una suerte de historia de nuestra más contundente poesía porteña y de sus condiciones de producción. 
Entiendo esta edición, a cargo de los poetas Felipe Moncada y Gladys González, como un don, algo que se da y por lo que somos recibidos desde su apertura, que guarda su secreto y que se resiste a una lectura clausurante, consagrando su ilegibilidad y su sombra, y cancelando, así, el deseo de univocidad y la destitución del eclipse con que se pretende apresar lo no dicho de lo dicho.


lunes, 7 de julio de 2014

MARAVILLA Y RESISTENCIA DE UN PUEBLO ENCONTRADO.

Presentación de "Todo Cocido a leña", de Cristian Moyano
por Claudio Maldonado
Ediciones Inubicalistas, 2014.

En la lectura de TODO COCIDO A LEÑA  partimos con una  dedicatoria casi infinita,  que nos invita a darnos cuenta  que Los ratones con jokes, Los cogote de almeja,    Los cachas de humo, Los panes duros, Los condoros, Los mecas, siempre estuvieron en nuestras formas de nombrar al compañero de curso, o a la familia del barrio, a la patota enemiga de la cancha pichanguera y que la mayoría de esos motes nacen de la imaginería de la ruralidad, pues de ahí vienen nuestros padres, abuelos o bisabuelos, de esos pueblos que a veces, por no querer olvidarlos, se rescatan con la siutiquería del patrimonio gubernamental, dejando sólo postales pintorescas para los jaibones de la cultura de retail, para los profes Banderillas, o los Campumalos. Este libro que presentamos, se construye en los campos de Quebrada de Alvarado, localidad cercana a Olmué, Escribe el poeta Cristian Moyano Altamirano. 

ESCRITURA COCIDA A LEÑA

Presentación del libro “Todo cocido a leña”, 
de Chiri Moyano
Por Bernardo González Koppman
Ediciones Inubicalistas 2014


Un libro breve pero intenso es el que nos ofrenda Cristian Moyano [1] en su último trabajo “Todo cocido a leña”. En su conjunto son 24 textos, algunos apenas de cuatro o cinco versos, agrupados en tres apartados o capítulos (“Sueños de barros”, “Recuerdos de trigo” y “Vida de piedras”).
La escritura de Moyano presenta rasgos distintivos, que la hacen peculiar en el concierto poético chileno actual; a saber, resalta su simpleza extrema en la construcción de las imágenes, todas arraigadas semánticamente al quehacer artesanal, bordeando a veces lo prehistórico de la recolección, el arreo, el piso de tierra y el arado de palo. Utiliza el habla de la tribu en su variante rural, lo que nuestro autor se encarga de dejarlo bien claro y preciso; es el habla del campesino pobre que resiste a la invasión de la vida moderna con todos sus embelecos, modismos estos que pretenden despojarlo hasta del nombre originario de las cosas que ama. Así construye esta obra, con una temática que nos rememora a un tiempo pretérito donde los gestos humanos se enraizaban en los sueños de las materias elementales [2].

sábado, 14 de junio de 2014

CANCIONES GRINGAS, POEMAS DE KEITH DUNCAN

Ediciones Inubicalistas. Valparaíso, 2013 
Por Jaime San Nadie


Keith Duncan, poeta gringo, muerto a la edad de 41 años por una sobredosis de scriptomicina, o por una electrocución casual, o por ambas, la verdad es que los datos de su vida son oscuros y los de su muerte aún lo son más. Una voz paródica de la violencia rural norteamericana, o un exponente real de ella, tampoco lo sabremos, de él solo tenemos unos cuantos poemas que son testigos mudos de una existencia difusa, a partir de referencias también difusas. Como señala Mario Verdugo en el prólogo del libro: Duncan creyó (a la manera de algunos poetas ecfrásticos, objetuales y performáticos) que la justificación social de la literatura pasaría forzosamente por las referencias a las demás artes y sobre todo a la música “indie”. De ahí que la estructura reiterativa de las canciones sea el pilar fundamental de sus composiciones, la búsqueda de matrices que reiteren el contenido, como si se tratara de un juego de combinaciones, en que lo dicho puede ser recalcado de distintas maneras, enfatizando el mensaje como recurso narrativo.

viernes, 13 de junio de 2014

La Lámpara de Kafka

Cuentos de Luis Herrera
Opinión de José Promis en el Mercurio

Canciones Gringas

Canciones gringas de Mario Verdugo (2013)
por Andrés Florit


Mario Verdugo, en el prólogo a Canciones gringas, afirma que al autor de estos poemas, un tal Keith Duncan, “lo acosaron pesadillas identitarias”. Junto con dar título a esta serie, pronto nos damos cuenta del artificio: Keith Duncan y el supuesto traductor al castellano de sus textos, Santiago Zilleruelo, no existen. Son parte de la creación del mismo Verdugo y parte, por qué no, del humor del libro y del autor. Más que un juego heterónimo fallido, lo que hay es una toma de posición que dialoga con sus obras anteriores, como La novela terrígena (2011) y Apología de la droga (2012), donde el “yo” está difuminado en voces paródicas, costumbristas o asociadas a supuestos papeles inéditos de nombres “menores” de la tradición poética chilena.

Obra reunida de Ximena Rivera

Por Jessica Atal
Revista de Libros de El Mercurio. Domingo 18 de mayo de 2014 


Una "rimbaudiana incorregible", nos cuentan -en la presentación de esta Obra reunida - que decía de sí misma Ximena Rivera. Pero su cercanía no era solo con el genio de Rimbaud, sino también con la religiosidad de Hölderlin, la locura de Artaud, la metafísica de Anguita, la maternidad de Mistral. Lamento no haberla conocido antes. Mucho más lamentable es su prematura muerte, a los 54 años. Ximena Rivera murió, al menos respecto de su obra y como muchos poetas en este país, desconocida y abandonada a su suerte, salvo por la gente de Valparaíso y un par de prólogos que se escribieron a libros que alcanzó a publicar.

sábado, 12 de abril de 2014

Piel de gallina: un show psicodélico e infernal

Reseña anónima


Claudio Maldonado, autor del conjunto de cuentos Santo Sudaca (2008), nos entrega su segunda obra, su primera novela, que en plan pesadillesco nos narra los extraños días de un profesor de colegio, Lizardo, quien producto de un estúpido accidente laboral, cae en un profundo coma y pasa a un grotesco mundo paralelo, el cual pareciera regirse bajo el explícito verso de Dante, a la entrada de las puertas del infierno: “Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate”. El infierno de Lizardo es retratado como un cruel doblez o reverso sucio del mundo escolar, sin dar concesiones a metáforas o alegorías rebuscadas; en vez de hacer clases a un alumnado de liceo público, los estudiantes son ahora un curso compuesto de pollos, los cuales tienen la sacrosanta misión de morir bien para ser pasados al matadero y servir de alimentación a un regimiento aledaño a la escuela. Es acá donde se deja relevar el principal encanto del libro: no vemos a un profesor humano en un mundo de Disney o de Miyazaki con pollos antropomórficos con ganas de aprender y superarse, sino que asistimos a la hilarante y patética situación de un profesor que debe lidiar ante un grupo de pollos que sólo cacarean, y a los cuales se les debe adoctrinar para conseguir mejor sabor del ala y del trutro. En el fondo, se les debe educar para que mueran y sirvan a la patria con sus tiernas carnes.

Pollos porque sí. Sobre Piel de gallina, de Claudio Maldonado

Reseña, por Yosa Vidal

Hace un par de semanas fui a un café literario organizado por la Municipalidad de Santiago y algunos entusiastas profesores del Liceo 4 de mujeres, ubicado en calle Matucana. Profesores, funcionarios, alumnas del liceo y otros chicos de instituciones vecinas leyeron poemas y cuentos, cantaron, bailaron, invitaron a escritores y profesores, en un festejo cultural un poco largo pero muy entusiasta. Incluyeron, por ejemplo, un emotivo homenaje a Marta Ugarte, la profesora asesinada por la DINA el año 76, realizado por las propias alumnas, una acto verdaderamente emotivo; y todo esto con discursos que fomentaban la lectura y la escritura en los jóvenes, porque la literatura es necesaria, porque sirve para ser mejor persona, más inteligente, para crear y habitar mundos, entre otros muchos beneficios y ahí estaba yo, aportando con este tipo de argumentos. Entiendo el contexto y el propósito de la actividad, pero me es inevitable una sensación incómoda cuando se entiende a la literatura, no exclusiva pero sí principalmente en términos instrumentales. Me dieron ganas de decir: escribo y leo porque sí, porque se me da la gana, para equivocarme, perder el tiempo, para matarlo, leo y escribo por nada, sólo por el placer, de hecho ojalá la literatura haga un poquito mal y que siga no sirviendo de nada.

Un exabrupto necesario: a propósito de Piel de gallina, de Claudio Maldonado

Reseña, por Carlos Henrickson

No es común -porque es alta la apuesta- que un libro decida desafiar las expectativas lectoras creadas por la extensa y compleja dinámica de conformación de gusto literario en circunstancias bien determinadas y locales. No es éste el lugar para darle vueltas al asunto -la sociología literaria es desde ya una disciplina espesa-; baste realizar una declaración somera: al momento de aparecer un desafío abierto ante los límites de la no escrita normativa canónica, el rechazo o la defensa de tal obra va a tener una muy especial distorsión ética, situada harto más allá de las características del objeto comentado. Lo que está en cuestión ya no es una forma de ver el libro de la disputa, sino la literatura y, por consiguiente, la situación de los sujetos con respecto a la cultura y la sociedad. Si esto resulta beneficioso o no para el autor y su escritura, depende harto de los tiempos y lugares, así como de cuánta conciencia hay efectivamente de que la discusión no era, en última instancia, en absoluto literaria.


miércoles, 12 de febrero de 2014

El Arte Castigado De Ximena Rivera

Presentación de Obra Reunida, Valparaíso: Ed. Inubicalistas, 2014
por Carlos Henrickson

No es tarea fácil para mí decir algo -hasta lo más mínimo- sobre la poesía de Ximena. Básicamente, porque da lugar a una falacia íntima. Antes de llegar a Valparaíso y trabajar con ella -en algún sentido, cada una de las conversaciones largas y significativas que tuvimos implicó siempre un trabajo- ya tenía yo un aprendizaje básico bien desarrollado sobre lo que algunos suponen es la poesía (escritura, trabajo de imágenes literarias en la superficie del texto, eufonía); pero fue con ella que aprendí las otras variables, las casi inefables del arte (harto más acá del oficio), que no dejan de rebelarse al tratamiento frío del escritorio o la pura práctica material. Por ello, lo que ahora diga viene en buena parte de lo que aprendí en esas reuniones -algunas de tardes enteras, en que Ximena parecía con una verdadera ansiedad de traspasar parte de las experiencias que un camino intenso e íntegro en el arte le había entregado. 

lunes, 27 de enero de 2014

Del realismo caricaturesco a la pesquisa del slogan social

“Piel de Gallina”, de Claudio Maldonado. Ediciones Inubicalistas, 2013
Por Luis Herrera

La caricatura realista de “Piel de gallina”, es el extenso delirio agónico de un profesor, que ejemplifica la cronicidad y desgaste del aula, típico de nuestro país. ¿Su nombre? Lizardo Melgarejo. ¿Su delirio?: un mundo imposible, pero no por ello diferente al nuestro. Con el propósito de regresar pronto a la conciencia, termina haciendo clases en un Colegio que nos recuerda a “La Ciudad y los Perros” de Vargas Llosa, a “The Wall” de Pink Floyd, al fordismo norteamericano: el Colegio de Aplicación Avícola Abelardo Taladriz, alma mater de pollos titulados, bien educados en el buen morir. Debe hacerse cargo del último nivel, debido a la licencia de una profesora. Su labor consiste en fortalecer el criterio, forjar el espíritu de los pollos para que puedan enfrentar serenos y civilizados su último aliento, antes de terminar en las cocinas del Acá.Salvo por los tipos de alumnos y los aprendizajes a desarrollar, la educación en el colegio no difiere de la realidad. Planteado en niveles progresivos, los pollos pasan de un primer nivel en que identifican su anatomía; a un segundo en que se forja la educación física y la motricidad; a un tercero en que el alumno reflexiona sobre sus antecesores, su conformación biológica, su adaptación al entorno, la diferenciación final y su relación con el humano; y finalmente a un cuarto nivel, el de nuestro amigo Lizardo, en que se forja un espíritu integrado y equilibrado, con las capacidades necesarias para enfrentar la agonía, el desangrado y el futuro procesamiento mortal. Una organización escolar que Bloom y su taxonomía, elogiaría.

sábado, 25 de enero de 2014

Incomunicaciones, de Rodrigo Arroyo: una escritura de la posibilidad.


Por Carlos Henrickson

           Los sucesivos traumas históricos que han alejado al poema de sus escenas primordiales -las demandas que permitían su despliegue “natural”- no lo han podido desarmar en uno de sus roles dentro de nuestro bien escéptico mundo contemporáneo: como un camino propio de conocimiento que andaría en armonioso codazo con la también traumada filosofía. Que una enorme porción de nuestro campo literario aun lo dude o quiera borrar esto de un plumazo con fines que cada cuatro años se nos demuestran menos sustantivos y más ambiciosos, es tan sólo un signo de tinieblas a las que ya tendríamos que estarnos acostumbrando.


Dentro de la escritura más reciente de Chile hay pocos que se planteen realmente estas aspiraciones superiores para la palabra poética. Rodrigo Arroyo (Curicó, 1981) ha sido ejemplar ya en sus dos libros anteriores -Chilean poetry (Valparaíso: Ed. Fuga, 2008) y Vuelo(Valparaíso: Ed. Inubicalistas, 2009) en darle a su poética el suelo movedizo -imposible- de la búsqueda de sentido, atreviéndose a una poesía sitiada por sus propias interrogantes. 

lunes, 13 de enero de 2014

Seguir ahí

Sobre La lámpara de Kafka, de Luis Herrera
por Rodrigo Arroyo
Todos somos exiliados
Raúl Ruiz

La clave de la comunicación en el campo está en nunca decir lo que uno lleva dentro. Señala Luis Herrera en La pena máxima, uno de los relatos que conforman La lámpara de Kafka. Leer y recordar es una mirada que ve lo que allí está, incluso tras el velo que por momentos constituyen las palabras, el lenguaje o las intensiones del autor; es preciso señalar esto porque dicha oración inevitablemente nos lleva a pensar en Primo Levi, en cuál era la clave en el campo. Para el químico italiano, la sobrevivencia en un lugar que podemos describir, parafraseando a Martín Cerda, como uno de los estratos más abisales de la historia, dependía en gran medida, y pese a todo lo que pudiésemos imaginar, de los zapatos.




El lenguaje del pueblo que falta

“La lámpara de Kafka y otros cuentos”, de Luis Herrera
Por Claudio Maldonado  

Los libros hermosos están escritos en una especie de lengua extranjera
M.Proust

Se dice que Plinio el Viejo, el escritor romano, el que dijo entre otras cosas que lo mejor que la naturaleza había dado al hombre era la brevedad de su vida, fue uno de los primeros en emplear el sustantivo masculino inventus, con el sentido de invención o hallazgo. Me adentro, con este concepto, en la exploración de lo que está aquí, uno de los libros de narrativa más interesantes publicados el año que recién pasó: el inventario de cuentos de Luis Herrera, La lámpara de Kafka y otros cuentos.