martes, 29 de enero de 2019

OBTURACIONES DE LA MEMORIA


A propósito de Calendario, de Fernando Rivera Lutz
Valparaíso, Ediciones Inubicalistas, 2018


Por Claudio Guerrero


Un calendario revuelto, desordenado, sin límites. Sin marcas de entrada ni de salida. Abierto. En donde el verano puede predecir al invierno y luego volver a su rueda. Un calendario circular, pero que no siempre gira sobre sí mismo ni nunca en el mismo sentido ni en el mismo orden. Un mapa de tiempo con flechas que punzan, que marcan, retocan. Flechas que son fechas en cuyo interior sondean los detalles de la herida, esa rasgadura, ese pinchazo que fija el tiempo marcado. Fechas que interfieren una linealidad secuencial, cronológica. Fechas con marcas o hitos de la memoria en el devenir de una existencia. Pero de una existencia que, como señala Matías Ábalos en una reciente reseña del libro (Grado Cero, diciembre 2018, p. 3), no niega al sujeto, sino que lo retrasa.  

"Calendario" en suplemento Grado Cero


Texto a mostrar

ARS DEL RELATO MORTUORIO

Palabras en la presentación de su libro “Los últimos días de John McCormick”
por Eduardo Cobos
Los plazeres e dulçores
desta vida trabajada
que tenemos,
non son sino corredores,
e la muerte, la çelada
en que caemos.
Jorge Manrique

Enrique Lihn, en uno de sus más entrañables poemas, advertía lo cercano a la muerte que podía estar el acto de escribir. Al momento de leer sus versos por primera vez, yo era muy joven y los días pasaban veloces, frágiles, sin desespero. Es decir, tenía todo el tiempo del mundo para dedicarme a leer y a teclear páginas en blanco en mi vieja Olivetti. A intentar, en definitiva, reunir palabras que contuvieran mínimamente la vida, pero que también atraparan la muerte. Si no me equivoco, creo que algo así nos revela Quevedo en el espesor sonoro de sus sonetos.

jueves, 24 de enero de 2019

DESPOJAMIENTOS

Sobre Espejismos, cuentos de Raúl Alcaíno, Inubicalistas (2018)
Por Felipe Montalva


Uno. Anécdota de un viaje. Hace algunos años, subí nuevamente al valle de Quinquén, en la cordillera pewenche. La tierra transversal habitada como un vestigio por pewenes, animales y humanos quienes, en su mayoría, entienden que ese paraje es un refugio. No sólo para ellxs, que lo han preservado a punta de dolor e incomprensión chilena sino para la humanidad toda. Es singular este refugio: El clan Meliñir llegó a estas latitudes del lago Galletué e Icalma empujados por el avance de las tropas chilenas a fines del siglo XIX. Arribados a una zona, que probablemente sólo empleaban como veranada, tuvieron que sobrevivir en condiciones exiguas. Hicieron harina y bebida del nguilliñ, es decir, del piñón, el fruto del pewen. Se acostumbraron a los metros y metros de nieve que caían, cercando sus ranchas, desde abril a octubre. Se sobrepusieron a la soledad y al aislamiento que también fueron su blindaje. Este refugio es lo más parecido a un espacio cavado en la corteza de la montaña con las propias uñas y piel, sangre y huesos. El refugio es aquel que nos ha costado todo aquello. El refugio relata una historia silenciosa. La del hombre y la mujer que padecieron para construirlo. 

viernes, 4 de enero de 2019

LAS GUERRAS INTERNAS DE RAÚL ALCAÍNO

Por Eduardo Cobos
Raúl Alcaíno. Espejismos. Valparaíso, Ediciones Inubicalistas, 2018, pp. 93.



En Espejismos de Raúl Alcaíno (Talca, 1983) los conflictos bélicos son el absoluto centro temático de sus cuentos, hilvanándose estos en geografías y épocas diversas, lo cual le proporciona al conjunto plena coherencia en la elaboración de paisajes por lo general inhóspitos y un significativo espesor para conseguir la verosimilitud de sus anécdotas imaginativas. También hay casi siempre personajes que están extraviados, o dejados a su suerte, y ansían encontrar, a veces sin éxito, el rumbo que los devuelva a algún lugar de confort para continuar el transcurso de sus vidas con menor desespero.