martes, 10 de abril de 2012

LA POÉTICA DEL BARRO Y LA PIEDRA EN ALEJANDRO LAVÍN

Gladys González

La primera publicación de Alejandro Lavín se remonta a 1964 con su poemario Los Gallos Suburbanos (Talca), una edición de escaso tiraje y casi nula difusión.

Más de cuarenta años después presenta Fiesta del Alfarero (Ediciones Inubicalistas, Valparaíso, 2010) donde conecta la escritura con su oficio de artesano ceramista, operando como un vehículo transversal entre el conocimiento naturalista y la alta cultura. Establece en su obra una intertextualidad que tiene como elementos centrales la música, el arte y la literatura, los que desplegados con ingenio, se vuelven textos de alta densidad lingüística y retórica donde el humor tiene un rol vital.

El pez de piedra nada contra el tiempo

(El pez de piedra, 34 poemas, de Alejandro Lavín.
Ediciones Inubicalistas. Valparaíso, 2011)


Bernardo González Koppmann.
Valparaíso, 14 de octubre de 2011.


Arriba, en las montañas de Talca, en una localidad llamada Vilches Altos, Alejandro Lavín ((Nueva Imperial, 1937), más conocido por sus amigos como el Monje, trabaja las materias primordiales de la greda y la piedra como una forma de dar vida a lo inerte, a esa soledad que lo asedia, a sus ánimas en pena que lo merodean con insistencia, perseverando con su arte en motivos viejos, ya arquetípicos, pero tercamente reciclados, que hemos venido viendo graficados en infinitos catálogos desde esos días cuando en la Casa del Arte de Talca aún se leía el desaparecido Diario La Mañana.

Primeramente supimos de caballos, especialmente caballos de barro, majestuosos potros chúcaros y garañones sementales.