martes, 21 de abril de 2015

El bosque nunca está en silencio

En torno a Silvestre, de Felipe Moncada
por Claudio Guerrero

Silvestre constituye el séptimo poemario de Felipe Moncada (nacido en Quellón en 1973), en trece años de trayectoria poética pública entre los Valles del Chile central, del Aconcagua al Maule y el puerto de Valparaíso, trece años desde que publicara en 2003 su primer título, Irreal.

Las montañas, surcos y ríos de los valles; el detenido y perpetuo contemplar de la naturaleza; el continuo acto de nombrar árboles, animales y aves; las reminiscencias sobre las vicisitudes de la vida cotidiana; algunas exposiciones de paradojas lógicas; el humor y la ironía; el escepticismo y objetivismo poéticos; una constante actitud de resistencia y dientes apretados; y, las alusiones a universos astronómicos y físicos, son algunas de las características de la poesía de Moncada que he podido pesquisar en el tiempo a partir de las intermitentes lecturas de su obra poética, incluyendo aquella hilarante revista de la que fue parte, La piedra de la locura.

lunes, 20 de abril de 2015

Materia de alucinación: Silvestre, de Felipe Moncada M.

por Ricardo Herrera Alarcón


Los dos primeros  poemas  de Silvestre funcionan como introducción al recorrido, la caminata que el libro propone. En “Urgente”, un correo del Monje (el poeta  Alejandro Lavín) “anuncia la fiesta de los avellanos”, mientras el destinatario del mensaje yace sumido en lo cotidiano, las minucias del diario vivir: el arriendo, la luz,  las deudas, las goteras en la cocina, en fin, toda aquella vana ambición que le impide bañarse en el sol y ser un “animal de puro lenguaje” que pierde “la vista en los cóndores”.
El segundo texto (“En el fuego”) hace nuevamente  presente la incitación al viaje, porque acá, donde estamos, todo parece fuera de foco y se hace necesario volver a la casa materna, a cierto estado anterior a la descomposición de un presente donde “la huerta seca/ cobija el esqueleto del maíz” y “la calavera de los girasoles/ se desgrana en la sombra”. Si no hubo futuro, ni arcadia posible, si hasta las palabras que “debieran traer consuelo/ (…) sólo traen imágenes”, la invitación es a volver a descubrir en las cenizas de la realidad alguna palabra que sobreviva y nombre el mundo.

Estos dos poemas son el prólogo a lo que vendrá, a la fiesta en medio del bosque, donde estamos convocados en las páginas siguientes, una arboleda donde Felipe se sujeta de todas las ramas  y echa semilla para hacer nacer un nuevo árbol.

miércoles, 1 de abril de 2015

UN VIAJE A UN SUEÑO POR SOÑAR

Sobre “SILVESTRE” DE FELIPE MONCADA (EDICIONES INUBICALISTAS, 2015)
Por Claudio Maldonado. 

Varias semanas estudiando la memoria de Borges, repasando la cartografía miope de su biblioteca infinita y entremedio de esos afanes, casi ilusorios de enseñar literatura, el libro Silvestre de Felipe Moncada en la mochila de mis días por hacer. Cobran sentido en mí estos poemas, significan emociones que van más allá de la fraternidad que tengo con el autor, del que se dice nació en Quellón en 1973, que vivió su primera juventud en Talca, que inventó una editorial inubicable, que a punta de buen catálogo, ha resistido los embates de la cultura de retail y también uno que otro pachotazo de los amigos independientes dependientes del libro marginal, pero también cool.