Reseña anónima
Claudio Maldonado, autor del conjunto de cuentos Santo
Sudaca (2008), nos entrega su segunda obra, su primera novela, que en plan
pesadillesco nos narra los extraños días de un profesor de colegio, Lizardo,
quien producto de un estúpido accidente laboral, cae en un profundo coma y pasa
a un grotesco mundo paralelo, el cual pareciera regirse bajo el explícito verso
de Dante, a la entrada de las puertas del infierno: “Lasciate ogni speranza,
voi ch’entrate”. El infierno de Lizardo es retratado como un cruel doblez o
reverso sucio del mundo escolar, sin dar concesiones a metáforas o alegorías
rebuscadas; en vez de hacer clases a un alumnado de liceo público, los
estudiantes son ahora un curso compuesto de pollos, los cuales tienen la
sacrosanta misión de morir bien para ser pasados al matadero y servir de
alimentación a un regimiento aledaño a la escuela. Es acá donde se deja relevar
el principal encanto del libro: no vemos a un profesor humano en un mundo de Disney
o de Miyazaki con pollos antropomórficos con ganas de aprender y superarse,
sino que asistimos a la hilarante y patética situación de un profesor que debe
lidiar ante un grupo de pollos que sólo cacarean, y a los cuales se les debe
adoctrinar para conseguir mejor sabor del ala y del trutro. En el fondo, se les
debe educar para que mueran y sirvan a la patria con sus tiernas carnes.