miércoles, 21 de junio de 2017
martes, 13 de junio de 2017
Sobre Perdigones, de Guillermo Riedemann
Columna de Leonardo Sanhueza en Las Últimas Noticias
Escopetazo hace volar las plumas en nombre de los perseguidos
Escopetazo hace volar las plumas en nombre de los perseguidos
Presentación para Perdigones, de Guillermo Riedemann
Por Antonio Rioseco
I
CUERVOS
“Nunca he visto un cuervo”,
señala el autor en un poema que se nos presenta más bien como una declaración
de principios. Con ese pie forzado entramos en un mundo de paralelos y
contraposiciones; tensiones que nos hacen estar en más de dos lugares o tiempos
a la vez.
La poesía es el lenguaje creado
-como otros ya han señalado- no para la mímesis sino para la poesis,
donde se puede estar y no estar a la vez y, de igual modo, ser y no ser al
unísono.
Riedemann, o el hablante,
si queremos precisar, “no ha visto” cuervos en el sentido estrictamente visual,
pero sin duda ha convivido con ellos y les ha temido como, desde los orígenes,
nuestros antepasados del hemisferio norte, los han venerado con un temor de
dios.Presentación de Perdigones, de Guillermo Riedemann
Por David Bustos
Quiero decir que a Esteban Navarro lo conocí en el año 1997, exactamente 20 años atrás. Dirigía un taller en la SECH, en la calle Almirante Simpson. Por concurrir nos pagaban diez lucas. Se trató de mi primer taller de poesía. Como toda experiencia que se hace por primera vez, el taller de poesía de 1997 fue inolvidable. En ese tiempo yo no sabía si escribía poesía o más bien, escribía, pero no conocía a ningún poeta que pudiera darme una pista para saber con alguna autoridad o certeza, si lo que escribía tenía valor.
Esteban Navarro siempre fue su nombre y la primera vez
que me enteré que se trataba de un seudónimo, creo que fue en su casa.Quiero decir que a Esteban Navarro lo conocí en el año 1997, exactamente 20 años atrás. Dirigía un taller en la SECH, en la calle Almirante Simpson. Por concurrir nos pagaban diez lucas. Se trató de mi primer taller de poesía. Como toda experiencia que se hace por primera vez, el taller de poesía de 1997 fue inolvidable. En ese tiempo yo no sabía si escribía poesía o más bien, escribía, pero no conocía a ningún poeta que pudiera darme una pista para saber con alguna autoridad o certeza, si lo que escribía tenía valor.
Apuntes sobre perdigones
Presentación de Perdigones, de Guillermo Riedemann
Por Andrés Florit
Una de las pequeñas prosas de Perdigones comienza
así:
En el cruce de
caminos, la progenitora encenderá un cigarrillo. El gesto, imitado años más
tarde, será motivo de risa en casa de los anfitriones.
Esta escena me recordó un poco la película Fresas
salvajes, de Ingmar Bergman, cuando el protagonista vuelve a la casa de veraneo
de “los primeros veinte años de su vida”, y de pronto comienza a observar sus
recuerdos desde afuera, como si estuviera viendo otra película. “No sé cómo
sucedió, pero la claridad del día transformó en una especie de sueño las
imágenes de mis recuerdos, que aparecieron ante mis ojos con la fuerza de un
acontecimiento real”, dice el narrador en off, antes de mostrar al anciano
mirando embobado a su joven prima que recoge fresas y, luego, coquetea con otro
primo.
Perdices & perdigones.
Presentación de Perdigones, de Guillermo Riedemann
Por Jorge Polanco Salinas
Por Jorge Polanco Salinas
“¿Acaso no es la poesía un intento de enmendar un
error?”
Mahmud Darwix, En presencia de la ausencia
viernes, 9 de junio de 2017
PUERTAS EN LAOSCURIDAD
Por Susana Burotto [2]
Novela
testimonial de Adriana Bórquez [1],
Ediciones Inubicalistas, 2017
PALABRAS INTRODUCTORIAS
¿Qué diferencia un texto de
ficción y de no ficción? ¿La intención del autor? ¿El material narrativo?
Porque en ambos casos se usa un lenguaje, hay que conformar una realidad nueva
con las palabras, tener en cuenta un lector, apelar a los recuerdos, trabajar
con elementos que pueden —o pudieron— ser reales, pero, que al trasladarlos a
un letra escrita, cobrarán una realidad, adquirirán un tono, un matiz, que
tendrá su propia identidad y donde la ficcionalidad puede no ser la invitada
principal pero igualmente se sienta en una silla visible en el entorno de las
palabras del texto de no ficción, en el testimonio, el recuento histórico, el
ensayo. La misma ficcionalidad que es la dama principal, la reina perfecta y
suprema del que quiere alcanzar esa condición de hacer algo cercano a la literatura.
Digo esto a manera de
reflexión antes de presentar el libro de Adriana Bórquez Puertas en la Oscuridad como una necesaria inquietud que esta obra
me brinda como lectora y como responsable de presentarla.
jueves, 8 de junio de 2017
PUERTAS EN LA OSCURIDAD
Sobre la novela testimonial de Adriana Bórquez
Por
Silvia Rodríguez
Nos
encontramos nuevamente ante un testimonio fiel a un contexto histórico que aún
está latente, ya sea por la proximidad de quienes lo padecieron o por la falta
de justicia ejercida sobre los culpables.
Leer
Puertas en la Oscuridad, me ha
llevado a evocar lecturas de otros libros que iré mencionando más adelante.
Adriana
esta vez nos lleva vez por los senderos que hubo de sortear en una época en la
que peligraba la vida de sus hijos, de sus compatriotas y la suya. Conociéndola,
estoy segura que este sería el orden establecido en el marco de sus
preocupaciones.
Desde
el primer momento de esta novela testimonial, Adriana establece un vínculo y
atrapa al lector presentando un acontecimiento al que nadie, nunca, debería ser
expuesto. Me refiero a: Negociar la libertad a cambio de entregar a otros, proteger
a sus hijos de los torturadores y mantenerse viva.
Liberando el campo de concentración de la memoria
Sobre Perdigones, de Guillermo Riedemann
Por Ricardo Herrera Alarcón
Por Ricardo Herrera Alarcón
Lo
político y lo poético, (como dimensión ética y, en menor medida, épica) son uno
en la poesía de Guillermo Riedemann y son también una característica de toda su
generación. Mucha de la sensibilidad de los poetas posteriores está incubada en
textos como Dawson, Desencanto general, Contradiccionario,
Primer arqueo,
Mal de ojo, o
en un libro bien posterior pero que me parece clave en su textualidad híbrida
anclada entre lo onírico, lo social y lo metapoético, como lo es Materia
de eliminación, de 1998. La conciencia de ejecutar un arte de la
palabra, pasa por Llanos Melussa, por ejemplo, en esa lucidez escritural que
ondea por temas y formas variadas. O en Alejandro Pérez extiende la mano a ese
sinsentido que toca y trastoca el mundo; o la sensibilidad logofágica que se
enuncia y se niega y se devora a sí misma en su decir, la misma que Lira lleva
al extremo de su propia desaparición física. La poética de Guillermo, por lo
menos en sus tres últimos libros, viene de ese anclaje, en esa arena movediza
escribe, desde allí salta al vacío de la página en blanco.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)