jueves, 2 de mayo de 2013

EL POEMA DE LAS TIERRAS POBRES



LA POBREZA Y SUS CONDICIONAMIENTOS SOCIOPOLÍTICOS
COMO DEFENSA DE LA HISTORIOGRAFÍA DEL MAULE

Por Gladys González

El libro El poema de las tierras pobres fue publicado, originalmente, en el año 1924 y Ediciones Inubicalistas reedita este texto fundacional de la literatura del Maule con la intención de dar a conocer obras patrimoniales que no envejecen ideológicamente con el paso de los años para iniciar una colección centrada en el rescate de literaturas con valor y carácter socioantropológico y literario, sin alterar la gramática original.



Jorge González Bastías fue poeta, agricultor y político, perteneció a la generación del 900, junto con Carlos Pezoa Véliz, Manuel Magallanes Moure, Pedro Prado, Diego Dublé Urrutia, Víctor Domingo Silva, Carlos Mondaca y Ernesto Montenegro. Publicó, además, Misas de primavera, Vera rústica, Del venero nativo. La ciudad de Talca le rindió un homenaje, por su orientación regionalista y finalmente nacional, llamando a la Estación ferroviaria Infiernillo como Estación Jorge González Bastías.

La principal temática de sus textos es el paisaje de la Región del Maule y su identificación ideética con el territorio, tanto geográfico como humano, en el Poema de las tierras pobres, el poeta asume la defensa y reivindicación de los humildes y perseguidos por la justicia al combatir modestamente por la reordenación natural de su hábitat (En un calabozo/ húmedo tendióme/ de modo que siempre/ estuviera inmóvil./ Sufría en la tierra/ mi costado inmóvil/ más que por los hierros/ por estar inmóvil./Se llagó mi carne/ inmóvil, inmóvil…/ Perdí la conciencia/ y fuí sombra inmóvil… (pp.18)) en un mundo atravesado por el dolor, la pobreza y la catástrofe ecológica producto de la deforestación y la pérdida de un mundo campesino bucólico que es arrasado por la modernidad, teniendo la potestad de ser el primer texto ecológico que asume la defensa de los bosques, de los ríos, de la gente de la zona y de una forma de vida que es obligada a mutar y aniquilarse en pro del progreso y los intereses económicos. Cito (pp. 16):

Recuerdan
el huerto en flor, la fruta sazonada,
el blancor puro de la oveja,
la leche pura, aún no cuajada…

La preocupación fundamental del texto es la descripción de la pobreza con conceptos metafóricos que muestran gradualmente el empequeñecimiento del ser humano, la desesperación del hombre natural frente al frío, desamparo y el silencio. Bastías agrupa la precariedad maulina en cuatro capítulos bellamente retratados y que nos llevan a pensar en el origen mítico del significado de pobreza:

1) La miseria nueva
2) Recogimiento
3) Humilde tragedia
4) Los ecos perdidos

Es importante recordar el nacimiento mítico de este umbral y repensar sobre las representaciones discursivas que emplea el autor para explorar en ellas y configurar la idea inconsciente que subyace en cada apartado.

Según la mitología griega Poros (Camino) era el daimon o espíritu que simbolizaba la oportunidad, la conveniencia, el interés y los medios para conseguir algo. Su daimon opuesto sería la Aporia (Dificultad). Platón contaba de la siguiente forma que el origen de Eros (Amor) provenía de Poros y su unión con Penia (la Pobreza):

“Cuando terminó una fiesta en honor a Afrodita (fertilidad y belleza) a la que habían sido invitados todos los dioses, Penia acudió para pedir las sobras del banquete. Poros había bebido demasiado y se había tumbado en el patio para descansar. Penia creyó por la actitud de éste que se hallaba en la misma situación de precariedad y mendicidad, y creyendo haber encontrado un semejante, quiso tener un hijo con él. De su unión nació el Amor, que si bien siempre sigue a Afrodita por haber nacido en su casa en un día a ella consagrado, en muchas ocasiones se reviste de pobreza y vaga por las calles. Como su padre, atenta contra la riqueza y el bienestar, haciendo que los hombres se peleen unos contra otros”.

Entonces del camino, Poros, y la pobreza, Penia, nace el Amor como una forma de proyectarse en otro, de no sentirse aislado y denostado por la inequidad y la falta de empatía de los más afortunados. Esto puede observarse en el relato cronológico del Poema de las tierras pobres, la ingenuidad de la vida campesina en donde se respira el relajo y la visión de un futuro sereno es forzada a mudar en un tánatos irreversible donde el Amor, el Narcisismo y Hedonismo modernos se transforman en agentes invisibles de disputa, melancolía y destrucción, tanto en el cuerpo de la mujer como en el espacio que contiene la vida vegetal, mineral y animal.

El devenir del despojo tiene como resultado el pillaje por fuerza, la prostitución por hambre, el vagabundaje infantil por los terrenos baldíos, antes fértiles, llanto, miedo, usurpación y abyección son elementos que enmarcan el contexto extraverbal e histórico del Poema de las tierras pobres. Cito (pp. 14):

Y es un grito profundo
que se extiende a lo lejos,
que se oculta en las piedras
y tiembla en los esteros.

Una miseria nueva
prendió en las hondadas y en los cerros,
arrasó los sembrados,
y los rebaños y los huertos.

El pobre se hizo miserable,
el miserable, bandolero!

Hay espanto en los ojos
de los niños labriegos
que oyen a media noche
clamores homicidas en el viento.

Hay espanto en los ojos de las madres
que ya no arrullan con su canto el sueño
del hijo, atormentadas
por la vida sin término.

Hay espanto en los árboles
que ya no sienten el afecto
de aquellas manos buenas que le daban
el agua en cántaros morenos.

En el último capítulo: Los ecos perdidos, como un oráculo designa el destino de los campesinos y los campos del Maule, tal como el mito griego de la ninfa Eco que sólo puede escuchar y sentir el lamento que ella misma canta, nadie oye, nadie se para a observar su malaventura y dolor, este eco de los habitantes maulinos, de su gente diezmada, violada y eliminada del mapa de la modernidad se repite a sí mismo la tragedia fantasmal e irreductible de la tala, de los campos sin esteros, secados por la codicia, sin niños, sin animales, sin mujeres esperando una respuesta, sin esperanza, sólo queda como relata Jorge González Bastías a lo largo del poema: cicatrices, casas abandonadas y espectros del pasado.

Entrando en el terreno contemporáneo y según las investigaciones de los análisis críticos del discurso sobre la pobreza, casi siempre en el tercer mundo, dentro de la perspectiva de la exclusión social, aunque un individuo cuente con ingresos y capacidades suficientes: tierras, una casa de adobe, un horno de barro, un gallinero, una vaca, un caballo, un arado, puede ser considerado pobre si es excluido de las dinámicas políticas, sociales, económicas y culturales que representan factores fundamentales en términos del bienestar humano: inundación de terrenos para la construcción de centrales hidroeléctricas, contaminación asociada por empresas faenadoras de diversos productos agrícolas y ganaderos, desvío de cauces de agua, eliminación de oficios antiguos y rentables para sus trabajadores, principalmente rurales. Cito (pp.15):

-Señor! en este campo
mío yo trabajaba.
Tenía veinte ovejas que eran mías,
y alegre paz en esta casa.

Mira, señor, lo que hay ahora!
No queda nada, nada;
ni fuerzas en mis brazos torpes,
incapaces de una venganza.

De esta forma, la exclusión social abarca aspectos que van más allá de las condiciones económicas, y se extiende a la consideración de las condiciones individuales y sociales que posibilitan o restringen la participación de los sujetos en la vida social, en todas sus dimensiones, tal como se va develando tristemente en el poema, tal como se va develando cada vez con más celeridad en la actualidad.

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