viernes, 15 de septiembre de 2017

LA CRÍTICA, LA PROVINCIA, LA LITERATURA UNIVERSAL

A partir de Territorios Invisibles (Ediciones Inubicalistas, 2016)
Por Alexis Figueroa

El 31 de enero de 1827 Goethe define el concepto de Literatura Universal. Lo hace en una conversación con Eckermann su secretario, expresando la idea de que todas las literaturas del mundo pueden tener el mismo valor y atractivo.
Dice: Me gusta echar un vistazo a lo que hacen las naciones extranjeras y recomiendo a cualquiera que haga lo mismo. Hoy día la literatura nacional ya no quiere decir gran cosa. Ha llegado la época de la literatura universal y cada cual debe poner algo de su parte para que se acelere su advenimiento.
Coloca en juego una idea de naturaleza excepcional. Mas, esta idea, que en sí misma implica el renegar de la literatura nacional en virtud de una abstracción comporta el problema de su norma, de su canon. 
Y hoy, en que “todo lo sólido se disuelve en el aire”, puede ser complicado hablar de literatura abstracta sin más.
Édouard Glissant apunta: De ninguna manera, nunca debemos hablar de literatura universal. De existir, sería abstracta y sin contenido, a fuerza de querer desprenderse de todo arraigo territorial, de todas sus particularidades. Lo universal es, en realidad, una sublimación de lo particular. Es el caso de los valores del mundo occidental, de autoproclamada validez global, que tienden a generalizarse (universalizarse) en el mundo, o al menos en esos lugares cuyas condiciones económicas y sociales se lo permiten.
Por su parte, Javier Cercas, anota: Claro que existe, sí, la literatura universal existe, lo que no existe es la literatura nacional, que es un invento del siglo XIX con fines pedagógicos (ambos en Babelia, Virginia Collera. 2008/01/12).

SOBRE LITERATURA
El asunto es opinable y da para distintas perspectivas, enfrentando a quien concibe la literatura como Literatura –y entonces sujeta a un canon de excelencia universal expresable principalmente en el concepto de que bastaría “escribir buenas historias o poemas”– con quien maneja otro tipo de consideraciones.
Por ejemplo, el de cómo los mecanismos de validación y estrategias de poder, actúan para visibilizar a ciertos autores y obras y cómo los propósitos culturales se han ido reemplazando por los propósitos del mercado (en Territorios Invisibles. Felipe Moncada Mijic, 2016), consideraciones que solo representarían un labor de “distracción”.
Hace poco, a propósito de un artículo que recientemente publiqué en el Diario El Sur respecto a la narrativa penquista, se me dijo que no era válido efectuar estas micro distinciones: “Hay que apretar los dientes y escribir buenas novelas, nada más, la ciudad importa tan poco y la lluvia, por favor, menos. Escribamos buenas historias. O, mejor, leamos más. Olvidémonos de tanto paisaje. No hay escritores penquistas como tampoco hay escritores santiaguinos”. Pero, que se escriba bien no es incompatible con la “historiografía pueblerina”. La microhistoria local, como fuente de cultura es más que un instrumento de mistificar.
No serás mejor o peor escritor según juzguen tu origen o su circunstancia. Eso no impide que éstas constituyan una referencia crítica capaz de hacer su propia anécdota discursiva. Un escritor puede olvidar el paisaje, como también recordarlo y ahondarlo. Lo que creo no puede hacer, es investirse de elementos externos a su arte, con el fin de darle un valor extra –en términos de prestigio– a su escritura. Del Quijote, podría decirse lo que Flaubert: "Comme on voit ces routes d'Espagne qui ne sont nulle par d'ecrites"[1].
Del mismo modo, desde su título "Blasón poético de la Frontera" de Teillier –en donde pasa revista a los poetas del lugar– no sería otra cosa que una muestra de provincianismo ingenuo y sin valor. Pero no. Se trata de otra valoración, que puede servir para nuestras referencias críticas.
Leo en referencia a una entrevista a Hortensia Moreno: La crítica literaria feminista es un discurso que reflexiona sobre el poder, la jerarquía y el dominio masculino en el ámbito cultural

 EN EL PRESENTE
Me pregunto ¿cuál puede ser hoy entonces el referente de una posible Literatura Universal? ¿Hay posibilidad de algún canon? ¿Alguna regla de flotabilidad? Y ¿en qué medida importa esto?
Hace unos días tuve un sueño que puede leerse –acaso– como una fábula al respecto. En una pradera, se alzaba un gran castillo, de murallas lisas, pedregosas e imponentes. Era –lo dijo una voz de sueño– el Castillo de la Habilidad Literaria. Observaba todo desde lo alto, tal estar flotando, al viento. Y en el suelo, veía hordas de personas, hombres y mujeres acercándose a los muros. Comenzaban a trepar, apuntalándose entre ellos, encaramándose unos a otros sobre hombros, intentado filas y más filas que aumentaban como capas, su ascenso a las alturas. El castillo no tenía puertas visibles e intentaban coronar sus parapetos. Se acercaban ya a las almenas, pero, ay, faltaban brazos, fuerzas, y no podían. Entonces, concentrados, pensaron entre todos y materializaron en el aire una palabra. “Elévanos” leí. Vi entonces que con desplazamientos rocambolescos y corcovos, los más adelantados manejaban las letras como cubos, trepando por la E, colocando encima “L”, luego la otra “E” y así crecían a la altura. Finalmente descubrí una figura intentado enganchar con la S el borde almenado de los muros. Lograba encajarla pero ay, la inmensa presión de los miles aferrados exponencialmente a sus talones, destruía el asidero. La letra, se abría y desgajaba, y una infusa masa, como hormigas, caía, caía, granos grises volviendo a la llanura. Después veía vagar a las humanas figuras sobre el suelo, mirando los muros altos, imponentes, imposibles.
Como sea, esta columna iba a ser en torno a Territorios Invisibles, Ediciones Inubicalistas, de Felipe Moncada Mijic, premio de ensayo obras inéditas del CNCA, 2015, recientemente editado.
Un libro excelente si deseas entender y valorar –como expresaron los jurados del certamen– “un corpus poético amplio y original que desborda el canon habitual y las lecturas sesgadas, excluyentemente metropolitanas”. Alcanzamos, por lo menos, a dejar expuestas algunas razones de su tema.


Texto publicado en el diario El Sur de Concepción, lunes 04 de septiembre 2017




[1]Como se ven estos caminos de España no se escriben”.

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