A
partir de Territorios Invisibles (Ediciones Inubicalistas, 2016)
Por
Alexis Figueroa
El 31 de enero
de 1827 Goethe define el concepto de Literatura Universal. Lo hace en una conversación
con Eckermann su secretario, expresando la idea de que todas las literaturas
del mundo pueden tener el mismo valor y atractivo.
Dice: Me gusta echar un vistazo a lo que hacen las
naciones extranjeras y recomiendo a cualquiera que haga lo mismo. Hoy día la
literatura nacional ya no quiere decir gran cosa. Ha llegado la época de la
literatura universal y cada cual debe poner algo de su parte para que se
acelere su advenimiento.
Coloca en juego
una idea de naturaleza excepcional. Mas, esta idea, que en sí misma implica el
renegar de la literatura nacional en virtud de una abstracción comporta el
problema de su norma, de su canon.
Y hoy, en que
“todo lo sólido se disuelve en el aire”, puede ser complicado hablar de
literatura abstracta sin más.
Édouard
Glissant apunta: De ninguna manera, nunca
debemos hablar de literatura universal. De existir, sería abstracta y sin
contenido, a fuerza de querer desprenderse de todo arraigo territorial, de
todas sus particularidades. Lo universal es, en realidad, una sublimación de lo
particular. Es el caso de los valores del mundo occidental, de autoproclamada
validez global, que tienden a generalizarse (universalizarse) en el mundo, o al
menos en esos lugares cuyas condiciones económicas y sociales se lo permiten.
Por su parte,
Javier Cercas, anota: Claro que existe,
sí, la literatura universal existe, lo que no existe es la literatura nacional,
que es un invento del siglo XIX con fines pedagógicos (ambos en Babelia,
Virginia Collera. 2008/01/12).
SOBRE
LITERATURA
El asunto es
opinable y da para distintas perspectivas, enfrentando a quien concibe la
literatura como Literatura –y entonces sujeta a un canon de excelencia
universal expresable principalmente en el concepto de que bastaría “escribir
buenas historias o poemas”– con quien maneja otro tipo de consideraciones.
Por ejemplo, el de cómo los mecanismos de validación y
estrategias de poder, actúan para visibilizar a ciertos autores y obras y cómo
los propósitos culturales se han ido reemplazando por los propósitos del
mercado (en Territorios Invisibles. Felipe Moncada Mijic, 2016),
consideraciones que solo representarían un labor de “distracción”.
Hace poco, a propósito
de un artículo que recientemente publiqué en el Diario El Sur respecto a la
narrativa penquista, se me dijo que no era válido efectuar estas micro
distinciones: “Hay que apretar los dientes y escribir buenas novelas, nada más,
la ciudad importa tan poco y la lluvia, por favor, menos. Escribamos buenas
historias. O, mejor, leamos más. Olvidémonos de tanto paisaje. No hay
escritores penquistas como tampoco hay escritores santiaguinos”. Pero, que se
escriba bien no es incompatible con la “historiografía pueblerina”. La
microhistoria local, como fuente de cultura es más que un instrumento de
mistificar.
No serás mejor
o peor escritor según juzguen tu origen o su circunstancia. Eso no impide que
éstas constituyan una referencia crítica capaz de hacer su propia anécdota
discursiva. Un escritor puede olvidar el paisaje, como también recordarlo y
ahondarlo. Lo que creo no puede hacer, es investirse de elementos externos a su
arte, con el fin de darle un valor extra –en términos de prestigio– a su
escritura. Del Quijote, podría decirse lo que Flaubert: "Comme on voit ces
routes d'Espagne qui ne sont nulle par d'ecrites"[1].
Del mismo modo,
desde su título "Blasón poético de la Frontera" de Teillier –en donde
pasa revista a los poetas del lugar– no sería otra cosa que una muestra de
provincianismo ingenuo y sin valor. Pero no. Se trata de otra valoración, que
puede servir para nuestras referencias críticas.
Leo en
referencia a una entrevista a Hortensia Moreno: La crítica literaria feminista es un discurso que reflexiona sobre el
poder, la jerarquía y el dominio masculino en el ámbito cultural.
EN EL PRESENTE
Me pregunto ¿cuál
puede ser hoy entonces el referente de una posible Literatura Universal? ¿Hay
posibilidad de algún canon? ¿Alguna regla de flotabilidad? Y ¿en qué medida
importa esto?
Hace unos días
tuve un sueño que puede leerse –acaso– como una fábula al respecto. En una
pradera, se alzaba un gran castillo, de murallas lisas, pedregosas e
imponentes. Era –lo dijo una voz de sueño– el Castillo de la Habilidad
Literaria. Observaba todo desde lo alto, tal estar flotando, al viento. Y en el
suelo, veía hordas de personas, hombres y mujeres acercándose a los muros.
Comenzaban a trepar, apuntalándose entre ellos, encaramándose unos a otros
sobre hombros, intentado filas y más filas que aumentaban como capas, su
ascenso a las alturas. El castillo no tenía puertas visibles e intentaban
coronar sus parapetos. Se acercaban ya a las almenas, pero, ay, faltaban
brazos, fuerzas, y no podían. Entonces, concentrados, pensaron entre todos y
materializaron en el aire una palabra. “Elévanos” leí. Vi entonces que con
desplazamientos rocambolescos y corcovos, los más adelantados manejaban las
letras como cubos, trepando por la E, colocando encima “L”, luego la otra “E” y
así crecían a la altura. Finalmente descubrí una figura intentado enganchar con
la S el borde almenado de los muros. Lograba encajarla pero ay, la inmensa
presión de los miles aferrados exponencialmente a sus talones, destruía el
asidero. La letra, se abría y desgajaba, y una infusa masa, como hormigas,
caía, caía, granos grises volviendo a la llanura. Después veía vagar a las
humanas figuras sobre el suelo, mirando los muros altos, imponentes,
imposibles.
Como sea, esta
columna iba a ser en torno a Territorios Invisibles, Ediciones Inubicalistas, de
Felipe Moncada Mijic, premio de ensayo obras inéditas del CNCA, 2015,
recientemente editado.
Un libro
excelente si deseas entender y valorar –como expresaron los jurados del
certamen– “un corpus poético amplio y original que desborda el canon habitual y
las lecturas sesgadas, excluyentemente metropolitanas”. Alcanzamos, por lo
menos, a dejar expuestas algunas razones de su tema.
Texto
publicado en el diario El Sur de Concepción, lunes 04 de septiembre 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario