“Migratorio” de Felipe Moncada
Por David Bustos
Ezra Pound
dice que la realidad se puede presentar desnuda como lo hace la cámara
fotográfica, como lo presenta también el reportaje periodístico. Entonces este
texto, por su manera de abordar los lugares y las cosas, percute las cuerdas de
la crónica, en alguna medida. Pero también hay textos, que desmienten
precisamente esa puesta en escena.
Si uno pudiera dividir la poesía en dos
entre poesía exteriorista y poesía interiorista (intimista o biográfica), sin
duda Migratorio de Felipe Moncada pertenecería a la primera.
Sé que este tipo de divisiones pueden ser bastante inaceptables, pero ayudan a
organizar cierta secuencia de ideas. Ernesto Cardenal señala: “La poesía
exteriorista expresa ideas o los sentimientos con imágenes reales del mundo
exterior: usa nombres de calles o de lugares, nombres propios de personas con
su apellido, fechas, cifras, anécdotas, citas textuales, palabras y giros de la
conversación diaria, etc”.
Migratorio se
compone por las secciones: Código de Manchas, Mundo de Barro,
Migratorio, Humedad de las Bodegas. Estos mundos logran interceptarse
bajo varias aristas: la idea de tránsito, el lugar o topos, el viaje o
desplazamiento y la especificidad de las cosas.
Por ejemplo, el poema Memoria
de los Desempleados:
“El vagabundaje como religión. / Un
tráfico de pequeños mundos, o revelación / siempre y cuando se ande atento / como
quien cruza un río helado / o como quien busca un arriendo barato / en el
barrio de las vulcanizaciones”.
Estos versos reúnen el ADN del libro,
que además tiene interesantes cruces de citas como este Lao Tse. Convivencias
que van haciendo de Migratorio un texto de varias capas,
dominado por una estética. Ezra Pound dice que la realidad se puede presentar
desnuda como lo hace la cámara fotográfica, como lo presenta también el
reportaje periodístico. Entonces este texto, por su manera de abordar los
lugares y las cosas, percute las cuerdas de la crónica, en alguna medida. Pero
también hay textos, que desmienten precisamente esa puesta en escena, por
ejemplo el poema Anonimia:
“No escribir más por acto de magia. / El
milagro de borrar el ego, / desaparecer del espejo, perderse / en el verano
tras las gaviotas, / pues los días son cortos, 60 horas / no bastan, no el
drama de la página, / la mente en blanco. / Las nubes como único pensamiento”.
El poema es elocuente, Migratorio también
se despreocupa de su objetivo situacional por decirlo de alguna forma, y nos
muestra textos que pueden ser de un exteriorismo tardío o un imaginismo
metaliterario, afinado y profundo. Pero eso no es todo, además hay poemas
orientales como Presagio:
“El verano / podría ser / esa cortina /
que infla el viento / sacude / y vuelve a inflar”.
El texto deja al lector paladeando esa
imagen que se define por el movimiento, y a la vez nos entrega la información
acerca del tipo de cámaras que ocupa el sujeto. Digo cámaras porque Migratorio es
un texto que dinamiza una constelación de imágenes, ocupando distintos tipos de
tecnología para captar la realidad. Y quizás aquí sería necesario hacer la
distinción. “La cámara de cine filma, pero el video se ejecuta. El video hace
del cine una labor introspectiva y solitaria, lo convierte en una actividad de
escritorio o de caballete, indiferente por completo al espectáculo”, dice David
Oubiña.
Este libro de Felipe Moncada, captura
la estética de las imágenes, como una forma de hacer aparecer lo político en el
lenguaje, alejado de la obviedad del discurso y la retórica. Felipe Moncada
parece decir que hay que entender el tiempo y espacio como un código de manchas
en el que podemos volver a visitar Chile.
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