lunes, 23 de mayo de 2016

VIVENCIAS DE UNA HISTORIA DE LOS MÁRGENES

Por Rodolfo De los Reyes Recabarren



“La Sota: Crónicas de un Barrio Rojo” (Ediciones Inubicalistas), 
de Luis “Luchín” Gutiérrez, recientemente presentado en Curicó y Talca


LA HISTORIA

Según los nuevos tratadistas y estudiosos de la historia, esta se construye desde muchas miradas, experiencias, sucesos y géneros literarios, no existe un relato único, puede haber una compilación central sobre la cual se articulan otros discursos, otras formas narrativas u orales, otros registros en diversos soportes que den cuenta de la evolución humana en sociedad y como, el día a día, va transformando la realidad, social, cultural, económica, estética e individual. En la actualidad, en que el registro de la memoria se vuelve una imperiosa necesidad, ante un mundo vertiginoso, en cuyos afanes de progreso e innovación, invalida y destruye toda presencia y vestigio de lo antiguo y arcaico, más en un mundo globalizado, en que las culturas interactúan, se pierden en la noche de los tiempos la tradiciones y costumbres societales, sobre todo en las provincias.

BARRIO ROJO

Más aún cuando la historia se construye desde la vereda no tradicional u oficial, desde el borde o el margen de la sociedad, y esta historia se vuelve viva, pletórica de anécdotas, de relatos jocosos y a la vez trágicos, donde se prende de cierta, veta, como lo es con este libro un barrio, un tradicional barrio rojo, llamado “10  Oriente”, por su calle principal,  de la ciudad talquina, barrio que ha sido destruido, no solo por los terremotos, sino también por la modernidad y los cambios culturales, incluido la vida sexual y los límites morales, algo que abordo en mi ensayo Incitación al Lupanicidio: Divagaciones sobre la Lujuria[1]. Pues bien, Luis Luchín Gutiérrez, nos trae una colección de relatos y crónicas, absolutamente reales y vivenciales, construyendo un paisaje poblado de personajes cuyas características estriban en la desmesura del criollismo y el mundo popular-marginal. Algo que su editor y prologuista Felipe Moncada define como:

“Luis Gutiérrez es testigo de una época, y ha sentido la necesidad de narrar el mundo que vio y que ahora es solo una galería de fantasmas. Nos referimos al barrio rojo de Talca, denominado La sota, de gran popularidad durante casi todo el siglo XX, terminando su existencia junto con la decadencia de la bohemia popular y desoladores terremotos que borraron el barrio hasta sus cimientos.
Gracias a una memoria privilegiada y un don natural para relatar, nos da cuenta de variados tipos humanos con un sarcasmo humorístico, donde el habla popular fluye naturalmente, pero también con una ternura que lo hace fijarse en detalles pequeños de la vida cotidiana, lo que carga su relato de gestos humanos”.


LA ESCRITURA

Sobre la manera en que está escrita La Sota, esta es ágil, amena, con algunos modismos y chilenismos propios de los personajes y el contexto citado, que ilustran de mejor manera el relato. Es un libro con mucha información y pormenores de un barrio ya mítico, convertido en ícono de la bohemia y lujuria, más escandalosa y transgresora, retratada en diversos soportes artísticos (teatro, cine documental, literatura, etc.). Un texto amable para el lector, chispeante y curiosamente muy bien documentado y organizado en cuanto a información con respecto al nombre de los cabarets, sus dueños, sus “artistas” y ocupantes, como la de todos los parroquianos más relevantes que a lo largo de los años concurrieron a dicho sitio. Se echa de menos, para Curicó, un texto que describa la historia de nuestra casi extinguida Calle 13, pero ese es tema aparte. Lo importante es señalar que este libro, no solo nos otorga un momento placentero de lectura, también construye el lado oscuro de la historia, como se refería la escritora y ensayista, Diamela Eltit a su narrativa, inspirada en la marginalidad urbana; ella hablaba del negativo y positivo, en relación a la fotografía, y las zonas periféricas, de los márgenes, eran el “negativo” de la sociedad y la historia, cuyo quehacer oficial y académico poco indagaban allí.
Por todo lo anterior, “La Sota: Crónicas de un Barrio Rojo”, es un texto más que necesario, y bienvenido, para perpetuar nuestra frágil y esquiva memoria.



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