Por Silvia Rodríguez
Indudablemente Luis Gutiérrez fue un
hombre orgulloso de habitar en la ciudad de Talca y los temas que abordó en sus
libros Unión Pacífico, más que un club de
barrio (2012), Un viaje como el de
tantos (2015), y La Sota (2016), en
gran medida, son una forma de agradecimiento y tributo a la tierra que lo vio
nacer y volar hacia valles eternos.
En su última novela, El regreso de Naiquel Llacson (2017)
presentada en forma póstuma, queda establecido, una vez más, su ingenio al
crear todo un universo ficticio con el regreso de Michael Jackson. El cantante,
quien se encuentra pagando sus pecados en el Purgatorio, decide volver a la
tierra para buscar un sitio donde pasar su vida eterna, pero antes, tiene que
elevar una solicitud al Tribunal Constitucional del Purgatorio donde manifiesta
que el lugar elegido es la ciudad de Talca y que cohabitará en el cuerpo de un
taxista, quien sueña convertirse en una estrella de la pantalla.
Desde un comienzo y manteniendo las
vivencias de su famosa vida, el espíritu de Michael Jackson adopta la jerga popular
chilena, y de improviso, se presenta en la mente de Felipillo. Después de darle
a conocer sus intenciones, ambos protagonistas inician el recorrido por la
ciudad, abriéndose de esta forma otro abanico del mundo ficticio con la
descripción detallada del Purgatorio. El taxista Felipillo lleva al cantante
por diferentes lugares emblemáticos que representan la idiosincrasia de Talca.
En el desarrollo de la trama se abordan
diferentes temas de contenido y crítica social como lo es el aborto, la
diversidad sexual, la falta de dignidad de muchos políticos y de otras figuras
del espectáculo. Con una gran libertad de expresión se habla de temas
existencialistas y morales, se denuncian diferentes acontecimientos nefastos de
la realidad nacional y de las irregularidades cometidas por el municipio de
Talca y de otras autoridades locales evidenciando de esta forma una clara
conciencia histórica y social.
En la construcción de este mundo
imaginario la creatividad queda manifiesta una vez más al humanizar los
colores, es así como el amarillo es amarillo vergüenza, el rosado es rosado
ternura, y el gris es gris tristeza.
Además, el recorrido por la ciudad
abarca el barrio rojo de Talca, como lo es la desaparecida 10 oriente, dando a
conocer las anécdotas de los diversos locales y de las personas que los
habitaron. Como es obvio, en este imaginario y recorrido nocturno, la mujer es
presentada como mina y relegada solamente al ambiente del prostíbulo. Es aquí
donde Felipillo y Naiquel Llacson, con mayor intensidad, se expresan en diálogos
cargados de la jerga propia del bajo mundo que han decidido visitar.
Luchín es un escritor tardío, volcó toda
su experiencia en cuatro novelas que lo han catapultado como un personaje
emblemático de la región. Para terminar solo puedo decir que sus libros son un
legado que representa la identidad y nos traspasa el orgullo de pertenecer a
una nuestra querida ciudad de Talca.
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