jueves, 16 de agosto de 2018

ESPEJISMOS


ESPEJISMOS
Por Susana Burotto


Hace tiempo que no presentaba libros de ficción. Hubo una época en que fue frecuente y con circunstancias diferentes en cada autor y libro. Cuando he tomado esta labor, nunca he dejado de tener una conexión especial, si no con el autor –a veces muy lejano– sí con la o las historias presentadas, haya sido novelas o cuentos. Imposible no hacerse partícipe de sus tramas, sus personajes, sus diálogos. Como si con las palabras se hiciera una primera “avanzada”, que sintetizara el espíritu de lo que se leerá.

 ¿Es real esta situación? No, no lo es. Es una simple percepción, un pequeño autoengaño. Uno no puede, en una simple presentación, pretender que los eventuales lectores que están presentes, beban de las palabras de alguien que no es el autor del libro en cuestión. Muchos piensan –con pleno derecho– que el presentador de un libro tendrá una visión tan cercana como afectiva, con lo cual hay una subjetividad en la visión crítica del libro.
 A lo anterior, la respuesta es sí y no. Lo que hoy comento es imposible hacerlo desde la rigurosa objetividad. Raúl aún no cumplía 16 años –marzo o abril del 99– cuando entró en el taller literario que yo dirigía entonces en la U de Talca, en sus oficinas de la 2 norte. Todos eran adultos, todos mayores, todos absolutamente enamorados de la narrativa, de los cuentos, de la lectura y escritura, de los mundos de la ficción. Y Raúl se integró como uno más. La palabra discriminación nunca existió para él, ese adolescente que se atrevía a desafiar valores, principios, reglas y gustos literarios. Fue uno más de nosotros, con el añadido de su juventud, frescura e innegable talento literario.
Como una condición natural, estudió literatura en la U de Chile y los caminos de todos –hablo del grupo original– se fueron dispersando. Lo vemos de vez en cuando pero no hemos perdido contacto. Se, no me cabe duda, que los caminos del que hace literatura nunca son fáciles, ni siquiera ahora, con tanta comunicación rápida ni tanto acceso al conocimiento. Pero este primer libro de Raúl –que ya tiene distinciones literarias a su haber– es eso: el primero de una serie que seguirá trabajando en el futuro.
¿Cómo es su narrativa? Es y será. Raúl es un futuro y también un presente. Y en este presente, simbolizado en los siete relatos que forma esta obra, hay un innegable vigor narrativo, una fuerza, energía, que traspasan sus cuentos. Unidos por la temática de una guerra, que es de ahora y del pasado, de diferentes latitudes, atmósferas y espacios. Es el escenario que determina un espíritu épico, un sentido del cuento, de la historia, que marca una identidad, una estructura, una argumentación que inmediatamente llama la atención del lector. Se lee con sorpresa, inquietud, expectativas. El lector también se contagia del aliento épico de sus narraciones.
Pasemos a su lenguaje. No olvidar que es el soporte, la materia prima con la que se moldea un cuento. Y aquí está sus palabras, que van encadenando, trabajando, moldeando un mundo. Allí están todos los tiempos de Raúl: su pasado, sus maestros, sus influencias narrativas; su presente, su formación, sus estudios formales, académicos. Pero en este lenguaje se respira un futuro que no sabemos adonde irá, pero que estoy segura va a crear más ficciones. Y aquí yo hablo desde la objetividad, dejando de lado mis recuerdos de él.
Y no podría ser de otra forma. Destaco el cuento 1, Los Guardianes, donde el espacio de la selva, misterio, el realismo –que es una condición inherente a sus historias, ese realismo contemporáneo que se nutre de lo clásico, como muchos autores de hoy– donde el espacio onírico y el roce de la magia también viven. Imposible, en esa historia de un antropólogo en busca la investigación amazónica, no sentir a Borges en su contención, su sobriedad, como si el mundo retratado necesitara de esa sencillez engañosa.
O el cuento Falkland: donde el tema de la guerra de las Malvinas es trabajado con desenvoltura, pericia, sobriedad, sin el freno de un espacio obligado de donde escribir un relato, atreviéndose con un hecho histórico que tiene la dificultad narrativa de no estar tan lejos para que sea leyenda ni tan cerca para los lectores de hoy. Aquí campea la guerra, la condición de un realismo descriptivo, el detalle, los diálogos.
El cuento Espejismos donde la historia de un soldado de origen judío en medio de un desolado panorama de abandono y soledad en una ciudad en ruinas y su encuentro con un anciano árabe inválido se va abriendo en un abanico de historias por boca de de ese anciano que podría ser su prisionero o al que podría ejecutar. Y se desgrana una fábula, donde los tiempos, la transición hacia otras atmósferas, la magia y la sorpresa retrotraen a los cuentos antiguos y su maravilla ancestral.
El libro se cierra con Manuscrito hallado en un convento, que trabaja más registros lingüísticos, que también rinde, con su lenguaje estilizado en la voz de una mujer y religiosa, un tributo a las formas clásicas de la narración. Un tributo que se complejiza con sus cambios de voces narrativas donde la fábula del tiempo, la vejez, el dominio, la sumisión, las voces de hombres y mujeres van conformando un caos de recuerdos.

Todos los relatos contienen una espera, algo que tiene que suceder, algo que ya sucedió. El autor cuenta lo preciso y también, como signo contemporáneo indeleble, hay algo que no está explicitado, que solo pertenece a su voz narrativo. Todo lo anterior conforma una atmósfera potente, sin la cual –siempre lo repetía en ese lejano taller que yo dirigía– sin la cual, ningún cuento se valida como tal. Y Raúl lo logra en este valioso volumen de cuentos. Este es su libro. Hay que leerlo, de ahora en adelante.

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[1] Cuentos de Raúl Alcaíno. Ediciones Inubicalistas, Valparaíso 2018. Presentación leída el 19 de julio en la Biblioteca Municipal de Talca.

[2] Susana Burotto es Profesora de Estado en Español por la Universidad de Concepción, Diplomada en Humanidades por la Universidad de Talca, Magíster en Humanidades y Literatura por la Universidad Adolfo Ibáñez. Ha obtenido premios y menciones en instancias como el Concurso Nacional Oscar Castro y el Premio Internacional de Literatura “Brasil América Latina” Academia de Letras de Belo Horizonte. Ha sido profesora de literatura en variadas instituciones educacionales y fue directora del Taller de Narrativa de la Universidad de Talca (1998 a 2003) (2008). Ha publicado las novelas “Ficciones Frágiles” (2004), “Los gritos de las sombras” (2009) y “Los cercos invisibles” (2016).



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