Rodolfo De los Reyes Recabarren
Nuevamente el poeta nacional nos
sorprende con un nuevo libro de poesía, texto que aborda nuevas perspectivas en
la lírica chilena, esbozando de alguna forma esa silenciosa y a veces no tanto
marea migratoria que empieza a teñir de colores el paisaje nacional. Lo
importante es la mirada introspectiva del poeta, que indaga en distintos
periodos del espacio-tiempo, en una construcción de momentos y situaciones, que
su verso, ágil, certero y poderoso nos describe. “Migratorio”, título que el poeta Américo Reyes descomponía como “Mi Grato Río”, en un juego que evocaba
el sentido lúdico del Río, como rito de iniciación en la juventud y en las
excursiones de antaño, como una forma de re bautizar este libro de viajes,
traslados, migraciones, tanto en la dimensión geográfica como de la memoria,
que a estas alturas se torne nebulosa y distante.
Felipe Moncada Mijic, es un poeta
y de los buenos, que no sólo marca presencia, con sus obras, todas una delicia
para la apacible y feliz lectura en algún momento del día, sino que también es
un activo gestor cultural y principalmente un editor que ha sabido catapultar
bellos tesoros de la lírica nacional, escrita en la pluma de jóvenes y no
tanto, voces que surgen a lo largo de este extenso territorio nacional. Pero no
sólo de versos y gestiones, sabe Felipe Moncada, también el ensayo y la
historia literaria, están entre sus habilidades humanistas, algo extraño para
un profesor de Física y Matemáticas, a quién podríamos imaginarlo más cercano a
la ciencia y a los datos duros, que girando en torno a una disciplina tan sutil
y etérea como la poesía, que fluye sinuosa como un río tempestuoso de vivencias
y momentos.
“Migratorio”
es un libro que se nutre de muchos elementos
geográficos y multiculturales que justifican su nombre y su pulsión, que cómo
dice su autor es una recolección de viajes y experiencias que rescatan la
cotidianidad de los gestos, las estrategias de la sobrevivencia en distintos
lugares y ciudades, que con sus paisajes y realidades, pintan un cuadro
multicolor de personajes, situaciones y deseos, en este torbellino de humanidad
errante, entre carreteras, montañas, barrios, campos y ríos. La poesía de Moncada,
fluye certera, sencilla, lúcida y lúdica, con un lenguaje que alcanza alta
intensidad y potencia, sin falsas pretensiones o impostaciones plásticas. Esta
es una poesía sincera, sencilla pero de alta intensidad, elaborada con emoción
y maestría, un libro que debe leerse en varias ocasiones, para cosechar sus
metáforas, imágenes y versos en una lectura plácida y sin apuro.
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